viernes, abril 19, 2024
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Artesanos errantes en Barranquilla

Perder el espacio en el parqueadero del Romelio Martínez se ha convertido en un viacrucis para los expositores de la Feria Artesanal y Folclórica del Caribe que, durante cerca de 40 años, funcionó allí.

(Textos y fotos Aldira Chamorro Ojeda)

Hasta hace poco más de una década, el programa obligado de las familias barranquilleras y los turistas, era recorrer la Feria Artesanal y Folclórica del Caribe, que reunía unos 500 artesanos locales y nacionales en el entonces parqueadero del estadio Romelio Martínez. También ofrecía una atractiva programación musical y muestra gastronómica típica, que convocaba a gran número de visitantes.

La Feria Artesanal y Folclórica del Caribe se realizaba en tres temporadas: diciembre, carnavales y junio, sin embargo, la construcción de la estación Joe Arroyo de Transmetro los desplazó de la sede natural que la había acogido por cerca de 40 años.

Los  artesanos aún no saben cuál será su próxima  estación. Pasaron al parque Galán, y cuando ese espacio fue arreglado, debieron salir; posteriormente se ubicaron en la plazoleta del Joe Arroyo y también tuvieron que desocupar porque fueron considerados competencia para el grupo de artesanos ubicados en la Galería del remodelado estadio Romelio Martínez.

Guillermo Arrieta se desempeñó  hasta el año anterior como gerente de la Cooperativa de Artesanos del Atlántico y explicó que, cuando se iban a entregar los puestos fijos, teniendo en cuenta que la feria se realiza cada seis meses,  el alcalde Alejandro Char les comunicó que en la remodelación del estadio se dejaría un terreno de 2.000 metros cuadrados donde podrían realizar la actividad artesanal.

“Nos ilusionamos, confiamos y esperamos,  pero finalmente, ni dos mil, ni mil, ni 100 metros cuadrados ni nada, pa’ fuera todo el mundo. Eso acabó con todo lo que habíamos hecho, se perdieron 40 años de trabajo porque la feria ya era reconocida por todos. De ahí en adelante todo ha sido un fracaso”, dijo Arrieta a Pasaporte Caribe.

Artesanos en la quiebra

En los últimos años habían conseguido espacio en la Plaza de la Paz, no obstante, en el 2019, un día después de comenzar a instalarse, el gobernador Eduardo Verano les solicitó desocupar.

“Algunos tenían sus puestos armados, nos tocó recoger la mercancía e irnos para la casa. Diciembre fue fatal para nosotros porque vivimos de nuestros trabajos y no tuvimos un espacio para comercializar los productos que elaboramos”, expresó Nidia de Arco, quien desde que terminó el bachillerato se ha dedicado a este oficio, al igual que su esposo. Con su hija conforman una familia que depende cien por ciento del trabajo artesanal.

Otra de las opciones que han probado es el espacio otorgado en el Gran Malecón del Río, sin embargo, aseguran que el inclemente sol y luego la brisa fría afecta la salud de los artesanos, especialmente, a las personas mayores.

Adolfo Palma trabaja la madera tallada con la que elabora cuadros artesanales, accesorios, portallaves, entre otros productos, pertenece a la Cooperativa de Artesanos del Atlántico y no puede ocultar la nostalgia por aquel tiempo que fue mejor cuando exhibían sus trabajos en la gran Feria Folclórica y Artesanal del Caribe.

“Todavía estamos volando porque no hay un sitio adecuado para exhibir nuestros productos. La mayoría de los compañeros están en quiebra y cerrando sus talleres”, afirmó Palma.

Para sobrevivir, este artista de la madera ha emigrado a otras ferias nacionales, especialmente las que se realizan en la región Caribe. “Viajo mucho porque aquí se nos están complicando las cosas”.

Ahora, en la calle 72 con cra. 41

En la actualidad, Guillermo Arrieta, Nidia de Arco, Adolfo Palma y 67 artesanos más, unieron esfuerzos para conseguir los recursos que les permitió arrendar el lote ubicado sobre la calle 72 con cra. 41. Allí están desde el 5 de enero y permanecerán hasta el 29 de febrero con una amplia oferta de productos, especialmente de carnaval.

Con las fuerzas debilitadas y dando un paso al lado en su gestión frente a la Cooperativa de Artesanos del Atlántico, Guillermo Arrieta afirma que en la vida a veces suceden cosas buenas y cosas malas.

“Hemos sido perjudicados por las últimas administraciones. Si bien es cierto que han transformado la ciudad, nosotros hemos salido afectados porque todos nos quebramos y la organización se vino al traste. Esto ha sido una tragedia para nosotros”, expresó Arrieta.

Dijo, igualmente, que acabar con la Feria Artesanal y Folclórica no solo afectó a los artesanos, también impactó negativamente a grupos folclóricos, orquestas, agrupaciones vallenatos y profesionales de la comunicación que permitían a la cooperativa organizar un evento integral que era reconocido y visitado por miles de personas.

“Nos tienen en el limbo, de aquí para allá, porque un año nos dan un espacio y al siguiente nos sacan”, puntualizó Mery Martínez, otra de las artesanas instaladas en la calle 72 con cra. 41.

Para estos artesanos es inevitable sentir que el trabajo que realizan, y que hace parte de la identidad y expresión artística de la ciudad, carece del reconocimiento y valor que tanto pregonan las autoridades con su estrategia de salvaguardia cultural.

Sería interesante que los administradores locales tomen conciencia de que estos desplazados de la Feria Artesanal y Folclórica también hacen parte del patrimonio cultural de la ciudad. Son cientos de familias que claman por un espacio digno y apropiado que les permita trabajar sin sobresaltos, sin incertidumbres, llevar el sustento a sus hogares y, sobre todo dejar de ser los «artesanos errantes de Barranquilla».

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