jueves, septiembre 19, 2024
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InicioEl hechoPita y Cienaguita la esperanza del poder transformador

Pita y Cienaguita la esperanza del poder transformador

Las familias residentes en estas dos veredas, enclavadas en las montañas del Atlántico, sobreviven juntas para avanzar en el retorno seguro y próspero

El cierre de la semana nacional de la memoria y solidaridad con las víctimas en el Atlántico incluyó una jornada de siembra de árboles en la zona rural de Repelón, concretamente en el sendero destapado que comunica al corregimiento Las Tablas con las veredas Pita y Cienaguita, que no fueron ajenas a la violencia paramilitar y guerrillera a comienzos de este siglo.

La pequeña escuela ubicada en Pita está en malas condiciones, allí los niños tratan de aprender en medio del calor que agobia la zona. Un profesor residente en Villa Rosa llega de lunes a viernes en su moto para cumplir la labor que le ha encomendado su vocación de maestro.

Recientemente una maquinaria enviada por la Alcaldía de Repelón trabajó en la rudimentaria vía que une a Pita y Cienaguita, aunque no está perfecto el camino se puede llegar de un punto al otro con cuidado.

En Cienaguita la gente vive en completa armonía con la naturaleza, por eso la Unidad para las Víctimas, la CRA, la Alcaldía y la Defensoría del Pueblo unieron esfuerzos para llegar al sitio y realizar una jornada de siembra de árboles para proteger el sendero y contribuir a los proyectos productivos agrícolas.

Se entregan 600 árboles a la población para que los ubique en los sitios clave, como las laderas de jagüeyes y cercas delimitadoras para dar sombra en el camino.

Un torneo relámpago de dominó permitió a los lugareños demostrar sus habilidades para esta actividad lúdica recreativa y en cuestión de minutos los mejores jugadores de Cienaguita dieron cuenta de sus oponentes, funcionarios visitantes que no vieron una en las partidas del juego en parejas.

El suculento sancocho preparado y servido por la familia anfitriona significó al cierre de la jornada un premio al desafío de caminar y trabajar en la misión de atender a quienes por años han sobrevivido juntos a la tragedia pasada.

Hoy los rostros se iluminan con la esperanza de un poder transformador que convierte a estas víctimas en nuevos protagonistas de la historia avanzando al retorno seguro y próspero en las veredas Pita y Cienaguita, el paraíso compartido en las hasta hoy ignoradas montañas del Atlántico.

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